Llamadme romántico pero he creído por mucho años en princesas de cuentos de hadas, en un amor con matices Hollywoodenses. Quizás preso de un recuerdo lejano con un toque de vidas pasadas. Qué más da...Pero la esencia de todo esto es que permanecí preso de mis propios ideales, del amor perfecto, del romanticismo más hermoso que pueda existir.
Y es que los cuentos de hadas no existen, las princesas de cabellos dorados o los príncipes de capa azul se diluyen con la tinta aquí escrita. Y es que el amor verdadero, la media naranja, se encuentra más cerca de lo que usted piensa, se halla en su interior en el ser interno que es usted realmente, lejos de toda idea y fantasía que pueda albergar.
El amor de ojos azules, se disipa en esta verdad. La verdadera naturaleza del amor es amarnos con todo nuestro ser, sin esperar a que nadie nos adorne nuestra propia existencia. El amor más hermoso se encuentra en la forma que tenemos de amarnos, escucharnos y en como atendemos nuestro corazón. Es algo que nadie hará mejor que nosotros mismos y es aquí donde realmente comienza a plasmarse la verdadera esencia del ser.
Libre de toda espera, entrega y de toda necesidad afectiva, porque una de las regla del amor es esto mismo, amarnos a nosotros mismos con todo nuestro corazón. Durante toda mi vida he mantenido una actitud de búsqueda y de anhelo interior, de un amor que me llenase todo el vacío existente en mi corazón. Ha habido etapas muy duras, durísimas... La vida me llevo a relaciones toxicas donde lejos de sentirme amado, sentía todo lo contrario.
Un vacío existencial, una falta de afectividad, pero dicen que todo pasa por algo. De lo malo podemos sacar lo bueno y así fue como descubrí la armonía de vivir y de un amor que es inagotable, liberándome de muchas emociones negativas, llegando a sentir una conexión con un amor más profundo y real, un amor que me acompaña en mi lucha día tras día. Un amor que me hace sentir completo con el cosmos, conmigo mismo, que me libera de toda atadura mental. Este es el amor que debemos encontrar y es aquí cuando de funde tu ser en un todo en un simbiosis espiritual, donde no solo entras tu sino todo tu entorno, tus amigos, tu familia y todo tu mundo.
Los cuentos de hadas son solo eso, cuentos de amores, cuentos e historias, relatos románticos que nos levanta el corazón por unas horas pero que se duerme por mucho tiempo. El amor real es fluir con toda tu esencia sin que tu corazón se detenga en el sentir por todo tu mundo interior y todo lo que rodea tu vida.
No esperéis princesas o príncipes porque será tiempo volcado en la ficción de escena momentánea, no os hagáis presos de vuestras propias ideas, porque os ataran y os guiaran a experiencias negativas para despertar de esas convicciones erróneas. Yo me despido de un viejo cuento de una princesa de cabellos dorados que ha cabalgado por mi mente desde muy temprana edad. Quizás con una relación espiritual más que ficticia, pero es hora de liberarse y vivir mi propio cuento de hadas, donde el amor corre de mi cuenta.
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